Este 21 de noviembre, fue el DIA DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO y casi se me olvidaba, pero aquí estamos estimados y estimadas compatriotas, con la voz ardiente y las pasiones inflamadas por los signos de exclamación, quiero dedicarles estas palabras a todas y todos los estudiantes revolucionarios del Táchira y de Venezuela, siendo propicia la ocasión para invitarlos a que afilen la mirada en la realidad lacerante, donde todos los escenarios y desenlaces son posibles. Siempre apostamos a la paz y a la Victoria.
Digo
esto porque, precisamente, los estudiantes de la derecha terminaron abrazando
el tizón prendido del fascismo y ahora andan atrapados en sus pensamientos
chamuscados y de empalizadas ideológicas que los arrastraron hacia los
lodazales de la irracionalidad delirante. Mientras eso sucede en esas hordas
descarriadas, observamos a los estudiantes revolucionarios que alzan su voz
-junto al bravo pueblo de Bolívar y de Chávez- para tonificarse con el desafío
y los retos del momento presente. Tremenda tarea que le ha tocado vivir a esta
juventud universitaria y revolucionaria, donde la lucha ha sido de triple
tanda: por un lado, enfrentar a los estudiantes de la derecha, que se han
aliado con el ala más reaccionaria y criminal de la oposición; por el otro,
defender la patria y construir un discurso de esperanza para consolidar el
proyecto revolucionario. Además, la tercera tarea fundamental, proyectar y
mantener vivo el legado y el ideario de Hugo Chávez, conductor material y
espiritual de este proyecto que se aviva como la llama cuando más sopla el
viento de la verdad y la razón. Hoy son llama viva y resplandor de victoria.
Tarea
clave y fundamental en la defensa de la revolución han sido, precisamente, los
estudiantes. Desde aquel debate en la Asamblea Nacional, cuando los opositores
universitarios abandonaron el debate, se vislumbró en el firmamento político el
ocaso de una juventud derechista manipulada y de corta visión y de razón,
secuestrada por los códigos de la maldad. En tanto, en las filas
revolucionarias vimos el verbo fresco y contundente de un Héctor Rodríguez y de
un Robert Serra, quienes constituyen una referencia para toda esa juventud
universitaria guerrera combativa y Chavista. A Robert –lamentablemente- le
apagaron las palabras certeras, pero por allí anda, sembrado en el corazón y el
alma de este pueblo y esa juventud venezolana. Héctor Rodríguez, asumió los
estandartes de la lucha y hoy lo vemos al frente de la gobernación de Miranda y
líder clave de la Revolución. Estudiamos
para construir y defender la patria.
Así
como ellos se pusieron al frente de la voz de la juventud universitaria, hoy en
día el estudiante revolucionario es un eco que se escucha en todos los espacios
y en los diferentes escenarios con sabor de heroísmo, de juventud llena de
patria y con los símbolos de la verdad expresada en sus rostros de rebeldía.
Así es la juventud chavista, consciente del momento que vivimos, que demanda
claridad y temple para defender la patria.
El estudiante revolucionario es un sujeto liberador, por eso hoy vemos a
la juventud postulada como candidatos y candidatas a la Asamblea nacional.
Precisamente,
en la Universidad Bolivariana de Venezuela, nuestra querida UBV, como máxima
expresión del pensamiento de Hugo Chávez y heredera directa de su legado, hemos
asumido ese compromiso, donde se prepara el estudiante como sujeto y motor para
defender el proyecto y el legado de ese gigante que fue, es y seguirá siendo
Hugo Chávez. Por eso los felicito y digo
¡Estudiantes
revolucionarios, uníos!
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