El escenario político electoral en Venezuela, con miras a las elecciones regionales y municipales pautadas para el 21 de noviembre 2021, entra en la fase de campaña a partir del 28 de octubre al 18 de noviembre. 22 días exactos en donde los candidatos podrán hacer sus ofertas públicas y promover la participación ciudadana a través de los medios de comunicación e información en radio, prensa y televisión, llamando a votar en las tarjetas de sus organizaciones partidistas.
Lo ideal es que se presente en el escenario el debate de altura para que los electores valoren las propuestas de los candidatos, y asuman el acto de la votación con base a la elección de sus representantes. La diferencia ideológica marcará el ritual del contenido que expresen los aspirantes. Las acciones adelantadas por quienes tienen en su haber la reelección serán apreciadas por la gestión gubernamental desarrollada. Los funcionarios públicos están expuestos a ese derecho de las personas.
El desespero no es buen compañero en las lides electorales. Eso sucede a quienes creyendo que son los dueños de la voluntad de las personas, actúan irresponsablemente a través de laboratorios cargados de falsedad y odio. Establecen en su patología la destrucción del contrario a cualquier precio. La política les sabe a chinchorro en el piso, con el estiércol en su cuello, cuyo hedor no sienten. Es lo anormal hecho normal. Se toman fotos, hacen negocios, hablan de salidas forzadas, y cuando asisten a reuniones con altos jerarcas del régimen, sólo tratan sus problemas personales, tal vez para seguir colgados de los beneficios que ostentan.
Los venezolanos piden a gritos cambio del actual sistema de gobierno. Han obedecido las ordenes generadas desde el cenáculo de lo que denominan el G4, y el fondo aún no se consigue. Señores que se repartieron vulgarmente el país, para embaucar a la gente, y auto nombrarse líderes de la oposición. Son cabecillas del abstencionismo y la división. Apuestan a los llamados protectores. La extradición de agentes de la descomposición del Gobierno nacional, les perturba. La opinión es escasa, pero el silencio ruidoso. El escándalo de corrupción en Monómeros parece salpicar algunos de esos actores. Ya se han publicado diversos abusos cometidos allí. Esperemos que al aclarar no les oscurezca aún más el asunto.
La lucha por el poder no es para niños de pecho. Tampoco para los auspiciadores de la anti política. Los resultados están a la vista de todos. Ese debate es para personas que tengan sentido de pertenencia, responsabilidad y compromiso para con sus semejantes. El régimen sigue en su pretensión de imponer el estado comunal. Táchira es una piedra en el zapato. Sus secuaces entendieron que, para salvar su pellejo, tenían que ir todos contra Laidy Gómez.
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