Al
igual que toda la población tachirense, los presos albergados en diversos
calabozos policiales padecen por los cortes de luz de entre 9 y 12 horas que
azotan a esta región desde hace mucho tiempo.
“Aunque
el ciudadano común también vive la pesadilla por la falta del fluido eléctrico,
el preso la padece doble. Cuando se va la luz los reclusos están encerrados en
cuartos pequeños donde no pueden moverse, tienen que turnarse para sentarse y
la temperatura aumenta considerablemente”, explicó Carolina Girón, directora
del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
La
abogada y defensora de derechos humanos agregó que, aunque esta situación
también se vive en otras regiones, el estado Táchira es una de las más
afectadas.
“Esto
es inhumano para los presos, aunado a que los funcionarios policiales deben
multiplicar esfuerzos para evitar una fuga u otras situaciones irregulares”,
detalló Girón, al tiempo que recordó que el personal policial no recibe
formación para el tratamiento adecuado de los privados de libertad, pues los
centros de detención preventiva no deben albergar detenidos durante más de 48
horas.
Dijo
que es de público conocimiento que en los calabozos policiales hay presos con
hasta cinco años de estadía.
Ingmary
Rodríguez
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