Para actuar en las distintas actividades de la vida incluida la política, hay que tener firmeza y perseverancia de ánimo en los propósitos y en las decisiones para alcanzar las metas deseadas en este campo. En tal sentido, se considera que una persona es constante cuando actúa de ese modo. La constancia hace que haya personas comprometidas con ciertos ideales como el de la democracia, la libertad, justicia y pluralismo entre otros. Por supuesto, que el logro de estos ideales, exigen férreas voluntades y una clara visión de lo que se quiere lograr.
Este asunto de la constancia política adquiere relevancia en
los espacios públicos, porque este valor de la perseverancia, puede hacer que
se articulen movimientos inclusivos y diversos aún de la sociedad civil,
buscando de esta manera proyectar entre la ciudadanía el valor del voto y la
participación constante en los asuntos públicos, para eliminar con ello el desagradable y decadente estereotipo de la ofensa y la
injurias que a la larga resultan perjudiciales a la actividad política, que
siempre debe tener presente a pesar de las restricciones democráticas, pervivir
en el ánimo de la gente. Para ello el valor de la constancia política, debe
procurar atraer voluntades, en la promoción, fortalecimiento y defensa del
voto, mediante acuerdos equitativos con el resto de la sociedad y sin importar
las veces que se tengan que intentar; pero nunca excluir.
Concretamente en el caso venezolano, la constancia política
debe contribuir aún más, al bienestar de la comunidad nacional o a su
recuperación. Las actuales circunstancias por las que atravesamos obliga casi
que como un deber ético a luchar contra todas las adversidades que el régimen
nos coloca en el camino. No pisar sus señuelos una vez más, debe ser una
conducta inteligente para de esta manera no espantar una eventual y masiva
participación electoral; la constancia nos debe llevar a producir los medios no
sólo para desvirtuar los falsos y acostumbrados dilemas en tiempos electorales,
sino también para reducir sustancialmente la presencia hegemónica del régimen
en las instituciones intermedias del Estado venezolano.
De otra parte, quienes se han alejado profundamente de la
vida política, electoral o comunitaria en los últimos años, han carecido de
este valor de la constancia política.
Marginamos y marginaron nuestras obligaciones ciudadanas de
participación, esperando hechos sobrevenidos o actuaciones de países
extranjeros que jamás llegaron a producirse. Se cree que, en razón de nuestras
actitudes políticas y aptitudes personales, la constancia política se debe
orientar a animar a la gente a volver a la arena electoral y a fortalecer cada
vez más la organización, articulación y movilización ciudadana a través de
planes e ideas claras y factibles y la vocería de los partidos políticos.
Se avecina entonces el venidero 21 de noviembre el proceso
electoral que escogerá a los representantes de los órganos del poder público
estadales y municipales; muchos de los que aspiran han tenido constancia
política en la promoción, defensa y fortalecimiento del voto; tan riesgosa
actitud les ha traído por parte de sectores radicales y poco estudiosos del
régimen que nos domina, insultos y descalificaciones que en la mayoría de los
casos desdicen de la seriedad cómo se aborda la actual crisis nacional por ese
sector; sin embargo, no dudamos que la mayoría de la población tachirense
reconocerá con su respaldo ese 21de Noviembre la constancia de quienes han
cumplido y cumplen con el deber ético y ciudadano de enfrentar al régimen.
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