A mucha gente le gusta y le interesa la política, aunque no así a algunos de sus protagonistas. Al respecto, Max Weber acotaba que esta ciencia social, era de tal amplitud, qué se podía identificar como la actividad del Estado, del gobierno y del rendimiento de sus instituciones en favor de los ciudadanos. En cuanto a la desaprobación ciudadana, ella tenía entre otras causas la intolerancia y la degradación del lenguaje político, más dirigido a destruir que a controvertir ideas.
La política encarna una actividad humana, social, creativa y
libre por los distintos enfoques o visiones qué se pueden tener sobre la
sociedad que queremos, bajo una determinada concepción ideológica, que en este
siglo 21 deben garantizar principalmente, derechos políticos, teniendo siempre
presente, la dignidad de las personas. La tarea no es fácil, en ese sentido, es
casi que titánica, porque se ha dado paso a la emocionalidad y no a la
racionalidad.
Asimismo, la política tiene un rival de cuidado, cuándo en
su noble actividad se recurre al insulto, la injuria, la calumnia o en el peor
de los casos a la viveza criolla, para tratar de engañar a los ciudadanos,
cuándo algunos políticos, que estuvieron en la penumbra en los últimos años,
promueven ahora condiciones o fortalezas que no poseen, para cubrir con ello su
falta de propuestas serias y factibles, como por ejemplo, ofrecer mejores
condiciones de vida, sólo para el estado Táchira, cuando todos sabemos qué la
problemática es nacional y que también ésta oferta de anime durará hasta el 21
de noviembre.
Respecto de la viveza criolla, una sociedad como la
venezolana, demanda cada vez soluciones realistas y factibles a la crisis
general qué nos golpea, pero que también aquellas deben ser el producto de un
discernimiento que respete la dignidad de las personas. Cualquier
discernimiento sobre soluciones a está grave problemática nacional, debe pasar
por la política, la que según Arendt, "se construye con palabra y
acción", se agrega de manera constante y no intermitente para de esta
manera, poder revelarnos como seres humanos qué deliberamos, decidimos,
resistimos y actuamos también como sujetos morales.
Para que la política no sea víctima de los vaivenes de los
seres humanos, el discernimiento tanto de sus operadores como de la misma
gente, debe ser responsable, factible y realista. Lo que incluye la práctica de
la vía electoral a sabiendas qué bajo regímenes autoritarios y hegemónicos esta
circunstancia, no está del todo garantizada. Lo esencial bajo éstas
circunstancias es concebir a la política como una ciencia y una actividad seria
y pensante, que permita de la misma manera cohesionar a la sociedad civil con
los actores políticos y partidistas, verdaderamente comprometidos a relevar al
régimen por la vía que producirá menos traumas a la paz y a la vida de los
venezolanos.

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