En Venezuela, es innegable qué existe un marcado desencuentro entre distintos sectores de la oposición. Unos apostaron a la intervención internacional que no se dio o en su defecto, a una insurrección que tampoco ocurrió, aunque en esta ocasión volvieron a la arena electoral y más aún, a las negociaciones con el régimen. Otros por el contrario apostamos luego de tantos reveses por la vía electoral de manera constante, siguiendo otros casos que en distintos lugares del mundo se sucedieron contra regímenes autoritarios y hegemónicos.
Estos dos puntos de vista encontrados, han producido una
amplia y profunda zanja de separaciones y hasta de odios.
Una de las fracturas a reconstruir motivado a dicha
disidencia, es la necesidad de articular una unidad electoral sólida para
enfrentar en las urnas electorales el 21 de noviembre a los candidatos del
régimen. Sin embargo, a pesar de la amenaza latente de perder la gobernación y
alcaldías, no se han aceptado con la seriedad debida los llamados a la unidad
hechos por el sector de la "Alianza Democrática", en tal sentido las
respuestas por parte del sector "Frente Amplio" que actúa de manera
contraria a este último término, han sido destempladas y llenas de arrogancia.
¿Por qué de esta última consideración? Porque sus más
relevantes voceros se han asumido cómo los padres de la oposición sin serlo,
pues sí algo los ha caracterizado en los últimos años es su sumisión a una
línea política centralista, qué los llevó al abandono de la actividad política
y más bien se sumergieron en las aguas profundas de la anti política con su
inútil abstencionismo, lo que dio lugar entre otras causas a la disidencia
democrática qué ahora enfrenta al régimen, con otras herramientas de lucha
cívica y democrática.
Esta clase política qué se posaba en el ostracismo de la
quietud, luego de regalar Consejos Legislativos, Concejos Municipales,
alcaldías, presidencia de la República y la Asamblea Nacional, regresa ahora a
la arena electoral, sintiéndose magistrados o sacerdotes de un nuevo
"sanedrín" para determinar según su justo juicio, quiénes son y
quienes no son opositores, auto erigiéndose así cómo la autoridad suprema de la
lucha opositora y aún, cuando cómo se reconoce por muy buena parte del país y
de la misma comunidad internacional que tanto invocan, sus actuaciones hayan
dejado mucho que desear.
Este sanedrín y sus filiales han expresado y
condenado ya a la disidencia democrática a ellos, la cual ha sido sometida a
una "purga política" cómo en los tiempos de Stalin y Hitler por haber
desobedecido la línea de regalar la Asamblea Nacional, que ellos en su
sentencia moralista los califican como falsa oposición, aún, cuando sus tutores
políticos se encuentren en México sentados con el régimen, quién para endulzarlos
más, les obsequió la tarjeta de la unidad aunque la misma no exista hasta el
momento, sólo con la finalidad de dividir a la oposición y que por tales
circunstancias ellos no van a primarias dado que ese diálogo en México, los
convirtió en la esencia de la verdad opositora.
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