Ha sido heroica la resistencia del pueblo venezolano frente a la catástrofe de los últimos veinte años. Ha soportado estoicamente la crisis política, la polarización extrema, el desmantelamiento del estado de derecho y de todas las instituciones democráticas. Ha soportado los gravísimos errores del gobierno y de la oposición.
Los venezolanos estamos padeciendo una crisis económica sin
precedentes, caracterizada por la hiperinflación y por la recesión más grave
que nación alguna haya sufrido. Crisis económica que se ha traducido en una
crisis social terrible. Hambre, desempleo, inseguridad, colapso de los
servicios públicos, deterioro de la calidad de la vida, de la educación, de la
salud, de la justicia y desaparición de la moneda nacional. Todo esto dentro de
un clima de deterioro moral, de corrupción galopante y abuso del poder.
El escenario político está fracturado en unos cuantos
pedazos. El gobierno con sus contradicciones y sus errores. La oposición,
atomizada en fuerzas cada día menos representativas, han transcurrido estos
veinte años entre una propuesta democrática, civilista, de participación
electoral y otra de abstención, de salto en el vacío, de esperar por un golpe
militar o una invasión extranjera.
Una alianza de partidos en donde participan fuerzas
políticas intervenidas arbitrariamente y puestas al servicio de la estrategia
política-electoral del gobierno. Por otro lado, algunos partidos tele-dirigidos
desde el exterior que no terminan de decidirse entre la ruta electoral y el
golpismo. En medio de este cuadro, una fuerza emergente, Unión y Progreso,
lucha por reivindicar la dignidad de la política, sin compromisos con la
mediocridad y con las maniobras subalternas. Unión y Progreso propone construir
una alternativa seria, amplia, incluyente y democrática frente al régimen imperante,
que convoque a todos los que quieran trabajar por hacer de Venezuela un mejor
país con justicia y bienestar para todos.
UP propone recuperar la dignidad, la seriedad y el prestigio
de la política. Hoy, la abrumadora mayoría de los venezolanos no tenemos
confianza ni en el gobierno ni en ninguno de los matices opositores. La
política y los partidos han caído en unos niveles de desprestigio muy grandes.
Se impone un esfuerzo enorme para construir una fuerza política inteligente,
inclusiva, amplia, con propuestas concretas para superar la crisis que padece
Venezuela y que coloque en el centro de su preocupación, cono prioridad
absoluta, el sufrimiento de la gente y la esperanza en un futuro de progreso y
de bienestar.
Seguiremos conversando.

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