Quienes militamos en el sector de la oposición democrática, amigos de la palabra y de la acción, esto es, de la política constructiva, hemos visto primero con esperanza, luego con sentido crítico y por último con escepticismo, como se han propuesto planes y otras acciones con el propósito de reducir o relevar al actual régimen dominante y pocas cosas se han alcanzado a pesar de haberse contado con multitudinarios apoyos populares, en años anteriores; lo mismo que ahora, aunque de manera disgregada, como lo han venido indicando las distintas encuestas del país y más recientemente las elecciones regionales y locales, en donde la suma de los votos divididos otorgan ese estatus por llamarlo de algún modo.
En nuestro movimiento político, en general ha habido
desorganización, falta de voluntad política y hasta ausencia de análisis, para
alcanzar el objetivo o los objetivos propuestos a lo largo de todos estos años.
Los hechos que sacuden a la opinión pública, se interpretan o se han
interpretado de manera poco lógica. Los distintos reveses han hecho surgir en
la ciudadanía sentimientos encontrados, respecto de las actuaciones de sus
“líderes” pues el comportamiento racional deseado, no ha aflorado con
consistencia o coherencia, ello ha llevado a que exista una creencia social, de
que aquellos no dan lo mejor de sí, para tratar de terminar con el largo
problema político del país.
Se requiere entonces la práctica de la eficacia política
para romper de esta manera con arcaicas formas de hacer política, como, por
ejemplo, resolver problemas sobre la marcha o de manera improvisada, opinar
superficialmente sobre temas delicados o sensibles para la colectividad,
emprender aparentes soluciones a problemas que exigen mayores esfuerzos y
aportes intelectuales. Esa clase de actuaciones deben ir quedando atrás. La
eficacia política implica la reunión de datos, como informes, decisiones,
documentales y otras resoluciones que deben ser valorados, para buscar así soluciones
convenientes y oportunas dentro del espacio de las soluciones posibles.
En aras de la eficacia política, que bueno sería ver, que,
de las distintas alternativas escogidas y propuestas para adversar con
inteligencia al régimen, se escogieran las factibles, tras haberlas analizado,
reflexionado y consensuado. Lo anterior llevaría a que se valore la eficacia de
la solución adoptada en la resolución de cualquier problema político, aunque
ello sea en la realidad poco usual. Es difícil hasta el momento, que se
materialicen decisiones entre la fraccionada oposición con aquellos atributos,
aunque sea lo deseable vuelvo y repito. Este momento político es pertinente
para que todas las soluciones que existan en la lucha contra el régimen sean
acogidas e implementadas en orden a su importancia y explicadas de tal manera,
que lograran la mayor comprensión posible para su ejecución.
Estamos claros entonces, que para alcanzar nuestros fines
políticos de una vez por todas, debemos ser eficaces, que para cualquier evento
electoral que se vaya a realizar, sea referéndum revocatorio, elecciones
nacionales, o cualquier tipo de evento electoral o político, como la
sobrevenida elección a la gobernación del estado Barinas, para enero de 2022,
se deben trazar objetivos claros, que aseguren la conducción gubernativa de esa
entidad político-territorial; en tal sentido, toda la dirigencia nacional y
regional de origen democrático, debe actuar con rapidez y hacer lo que se
espera de ella, sea unirse o coordinarse para derrotar al oficialismo.
Agreguémosle con seriedad este valor a la política venezolana, para de esta
manera superar en parte el irresoluto sistema político imperante.
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