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lunes, 21 de marzo de 2022

EL AGUIJÓN Autócratas y vengativos

 


Es invariable el cuadro en el que se mueve el oficialismo de los revolucionarios del siglo XXI. Los atropellos a los ciudadanos siguen siendo la vía expedita que utilizan para amedrentar y ofuscar la tranquilidad. Sus objetivos los definen por sectores, y aplican la dosis de desgracia a cuenta gotas. Lo hacen con precisión quirúrgica, intentando que el bisturí no se desvié, para ello se mantienen como hielo, al momento de insertar el contenido. La desdicha se siente con impotencia en los grupos familiares, quienes reclaman en su círculo de amistades, sin darse cuenta que el sufrimiento infligido es premeditado por los burócratas gubernamentales.

El odio como sustento de sus acciones entra con fuerza en cada etapa apocalíptica, aplicada con cizaña y venganza para favorecer el exabrupto. Son facturas que cobran los llamados miembros del foro de Sao Pablo. A unos por haberse mantenido en disidencia ante la imposición del sistema de gobierno colectivista, a otros, por haberlos “traicionado”. Así lo deducen sus orientadores, y generan la orden de avasallar sin contemplaciones. Desde el exterior mueven los hilos a lo interno del país, convirtiendo el régimen a sus propios colaboradores, en títeres del puño extranjero. Entran en el camino de la desventura y se sienten hacedores de obras extraordinarias. Les gusta hablar del libro rojo, aún, no sabiendo de que se trata. 

Estudiantes, productores, analistas políticos, económicos y sociales, han sentido la rigurosidad de la opresión, a través del látigo del autócrata que hace suyo el infierno para quemar a los demás. La lucha entre el bien y el mal la han llevado al plano de la ideología. El hambre y la miseria salpica a todos por igual. Los proyectos para mejorar la calidad de vida no existen, porque la vanidad y la mentira se han apropiado de quienes dicen aspiran cambiar la situación reinante. Si tener dinero es dañino para la salud, vivir de mengua es peor aún, pero los arrogantes y aduladores de oficio apuestan a la siniestralidad porque ellos encuentran en la arrogancia su forma de vida, apalancada en la envidia y desamor hacia el género humano.

Lo prehistórico de sus ideales lo concretaron los revolucionarios del siglo XXI, con el infortunio sembrado a los pobladores de Venezuela. Destruyeron el aparato productivo nacional, y para refrescar su accionar arremetieron contra generadores de riqueza a través de slogan publicitarios, aplaudidos por quienes creían era cierto lo que les decían sus camaradas oligarcas. Hicieron alusión de Simón Bolívar indicando que su espada cabalgaba por América Latina. Bolívar pasaba a ser el Libertador del ayer, ahora nacía el Libertador moderno. Intentaron igualar los rostros, encontrar semejanzas del uno con el otro, para continuar con la burla establecida, con base a la ignorancia.

La historia no perdona, y a todos los señala para bien o mal en el mañana. La desidia, impotencia y pérdida de autoridad son los elementos que se afincan en el ahora. Los revolucionarios siglo XXI han sembrado el terror durante largos 23 años en el ejercicio del poder. Se hicieron autócratas para sembrar el terror y vivir a expensas de la venganza.// Por @jarturomolina1


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