El régimen venezolano, se caracteriza por ser híbrido y autoritario, esto es, maneja a intervalos una combinación de elementos democráticos y autoritarios. Se aprovecha de la existencia de instituciones políticas formalmente liberales, pero que maquillan en la realidad en cuanto a su real funcionamiento. Es en sí, una democracia defectuosa.
Sin embargo, esa coalición cívico-militar actora principal en lo político de la actual crisis humanitaria, sufre de una permanente incertidumbre respecto de su estabilidad o permanencia en el poder, porque ni ellos mismos saben qué condiciones futuras pueden confrontar, sea en materia económica, política, militar o diplomática. Bajo este planteamiento opina Andreas Schedler se mueven o se provocan los hechos entre las distintas oposiciones y el régimen tratando de controlar la incertidumbre.
Frente a estos regímenes se debe luchar por conquistar bienes políticos para articular poder desde las bases sociales de la población; no se lucha tanto por el control de bienes materiales o ejecución de gestión pública, sólo reivindicar la política. Ahora bien, concretamente enfrentan dos (2) tipos de incertidumbre: la incertidumbre institucional y la incertidumbre informativa.
La incertidumbre institucional proviene de las amenazas reales y potenciales. En este caso al régimen le preocupa de sobremanera las acciones diplomáticas y económicas intentadas en su contra por la comunidad internacional, por la sencilla razón de que tales golpes a sus finanzas debilitan sus políticas populistas y clientelares. Para evitar sorpresas en este sentido, privilegia políticas de seguridad sin importar costos.
La otra incertidumbre es la informativa, que surge de la imposibilidad qué tienen para obtener información certera sobre las amenazas que se ciernen sobre el mismo; frente a la represión de que hacen gala, los factores de oposición democrática alimentan esa incertidumbre poniendo en el terreno de juego simultáneamente varias informaciones respecto de su estabilidad o permanencia, lo que hace que en su contra surjan muchas amenazas y sanciones.
Frente a estos regímenes, la política se debe tomar en serio y no de manera espasmódica cómo han hecho algunas organizaciones políticas y dirigentes hasta ahora. Debe haber una interacción política tensionante y conflictiva en razón de las anteriores incertidumbres, y no seguir apelando a la ocurrencia de hechos sobrevenidos o inauditos para procurar cambiar el sistema político imperante.
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