Parece que se está produciendo un regreso a la recta razón,
a la ruta electoral, a la democracia, a la inteligencia. Parece que estamos de
regreso de la insensatez, del desvarío, del culto a la violencia.
No hubo golpe militar ¡afortunadamente! No hubo invasión extranjera ¡gracias a Dios! No hubo conmoción civil. ¡Felizmente! Siempre dijimos que todas esas opciones eran poco probables y nada deseables. Tuvimos que pagar el precio de la incomprensión.
Ahora vemos con satisfacción que regresamos a la ruta
electoral. La única ruta que puede conducirnos a una victoria decisiva.
Vemos a personas y a partidos políticos que antes abogaron
por las vías de hecho comprender que el regreso a la democracia tiene que ser
por la vía democrática. Parece haberse abandonado la tentación de la violencia,
de la sangre, de la muerte. Como suele ocurrir en cada episodio bélico, los que
estaban seguros de que ellos no estarían en el frente de batalla, eran los que
más clamaban por una solución violenta.
Algo se ha logrado. Hemos avanzado en materia de condiciones
electorales. No demasiado, por cierto, pero algo significativo. Ya deja de
repetirse el mantra ilusionante: “cese de la usurpación, gobierno de transición
y elecciones libres”. Ahora se apuesta a las elecciones semilibres como primer
punto para recuperar la democracia.
El precio pagado ha sido demasiado elevado. Las sanciones
económicas, suplicadas al imperio, han contribuido a agravar la situación de
hambre y de miseria de la mayoría de los venezolanos. Además, han servido para
que el régimen y sus estrategas hayan encontrado la excusa perfecta para
intentar una explicación y una justificación a la inconmensurable catástrofe
que han provocado en Venezuela.
La ruta electoral, por supuesto, tiene sus exigencias. Hay
que organizar a los ciudadanos, hay que motivar a los electores con buenos
candidatos, con buenas propuestas programáticas, con una organización eficiente
que permita movilizar a los electores y defender el voto en las urnas
electorales. Es decir, en una palabra, hay que regresar al trabajo político. No
hay soluciones mágicas. Ni golpes militares, ni invasiones extranjeras. Lo que
se requiere es un trabajo político inteligente, constante, compartiendo con la gente
sus sufrimientos y sus esperanzas.
La mayoría de los venezolanos quiere un cambio. Un cambio
hacia la Unión y el Progreso de los venezolanos.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
Twitter: @ifedecve
Instagram: @Ifedecvenezuela
Facebook: @ifedecVZLA

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