Se hace necesario aglutinar la fuerza ciudadana y democrática, contra la coalición dominante del régimen y para ello, el análisis y la reflexión sobre los candidatos qué decidieron participar en las elecciones del 21 de noviembre, son una buena manera de producir lo que se conoce en tiempos de carencia de unidad política, como el voto inteligente. Ese análisis debe saber escrutar y escoger a la candidata o candidato, que más posibilidades tenga de vencer electoralmente.
El voto inteligente, cómo bien opina Simón García: "no
es una clasificación entre electores inteligentes y no inteligentes, sino que
se refiere a la calidad de la decisión a tomar. A esa decisión se puede llegar,
mediante una sincera reflexión como ya se dijo, qué debe dejar atrás el sectarismo,
el odio o el revanchismo que por lo general llevan a emitir un voto a ciegas e
ineficaz. Por ello, para estas elecciones regionales y municipales, se debe
sopesar lo estratégico y la efectividad de nuestro voto, frente al riesgo qué
representan todos los candidatos del oficialismo sin excepción.
En los comicios del 21 de noviembre, el voto inteligente
además de ser una opinión ciudadana de calidad, vendría a ser una decisión qué
haría perder terreno político y poder al régimen en su permanente pulsión de
dominar a la sociedad, aunque esto signifique que el elector pueda o no
sufragar por el partido de su preferencia. De la misma manera, el voto
inteligente vendría a ser una rectificación ciudadana a la omisión de algunos
envanecidos políticos nacionales y regionales, de no ir a elecciones primarias
a sabiendas que ese era el sentir y parecer de la sociedad democrática.
Aquí en el Táchira, la constancia política, que debe ser una
fortaleza de todo político, debería ser uno de los aspectos a considerar por el
elector, dado que la misma no ha estado presente en muchos ellos; el elector
podría valorar también el riesgo que han corrido y siguen corriendo quienes de
manera permanente se han expuesto a las tropelías del régimen, elevando ante
las comunidades su voz de protesta a nombre de los más vulnerables y de quienes
no tienen acceso a los medios de comunicación de manera continua. Tampoco se
puede descartar en este sentido los factores de experiencia y trayectoria.
En definitiva, el voto inteligente, como una
decisión ciudadana de calidad, sí bien no puede escapar totalmente a la
emocionalidad del elector, debe significar también una decisión firme y
categórica sobre lo que queremos para el estado y los municipios, desde el
punto de vista de nuestro sistema de libertades: propiedad privada, libertad
económica, libertad de tránsito, respeto al derecho al honor y al prestigio
entre otros, que podrían verse conculcados de acceder a la Gobernación, la
representación política de un régimen catalogado a nivel mundial, cómo pésimo
defensor y promotor de derechos humanos.
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