En Venezuela tenemos el deber de construir una Alternativa
Democrática que encienda una luz de esperanza y de cambio hacia el futuro.
Hoy se cumple un nuevo aniversario de aquel acto bárbaro, salvaje y primitivo cuando un grupo de oficiales de la Fuerza Armada venezolana intento asaltar por la fuerza al poder político en Venezuela. Afortunadamente el intento de golpe fue derrotado, pero las consecuencias de aquella salvajada las seguimos sufriendo los venezolanos.
Ya superado el episodio del Referéndum Revocatorio con su
desenlace absolutamente previsible toca ahora preguntarnos acerca de las nuevas
acciones que habría que adoptar por parte de quienes luchamos por darle a
Venezuela una democracia moderna, con una economía floreciente y con un
propósito de justicia social y de superación del hambre, de la pobreza y de la
desesperanza.
Vuelvo a insistir en mi propuesta de hace por lo menos
veinte años. En Venezuela tenemos el deber de construir una Alternativa
Democrática que encienda una luz de esperanza y de cambio hacia el futuro. Lo
hemos dicho muchas veces pero repetirlo no es ocioso. Desde hace veinte años
hemos padecido de unos gobiernos muy malos, terriblemente malos, dirigidos por
personas sin ninguna preparación para conducir al estado y al gobierno. Pero,
frente a esa realidad, forzoso es reconocerlo, no ha sido posible construir una
alternativa seria que merezca la confianza de los venezolanos que anhelamos un
cambio.
Alternativa seria y confiable es una propuesta política que
privilegia el interés de la nación y no al de los partidos políticos o de los
líderes de esos partidos. Se trata de estructurar un movimiento que tenga una
dirección respetada, coherente y motivada por el interés de la nación y no de
los grupos políticos cada día más desprestigiados.
Además de una dirección coherente y respetable, la
Alternativa Democrática debe presentar una propuesta programática seria, bien
pensada, que responda a las expectativas de la gente.
Una propuesta ilusionante y movilizadora. Una propuesta que
sirva para ganar la confianza y el respaldo de la mayoría, pero que sirva para
orientar la acción de gobierno en los próximos años.
La Alternativa Democrática debe organizarse en toda la
extensión de la geografía nacional con el propósito de divulgar la oferta
programática y de movilizar a los ciudadanos para hacernos presentes en la
próxima consulta electoral.
La Alternativa Democrática tiene que contar con una
estrategia claramente definida: confianza en la ruta electoral y en la
inclusión de todos los venezolanos y desechar para siempre las tentaciones
golpistas o la ilusión de invasiones extranjeras.
Tenemos dos años por delante. La Constitución Nacional
ordena que en el transcurso del año 2024 debe celebrarse una elección
presidencial. Es tiempo de ponernos a trabajar con seriedad, inteligencia y
patriotismo.
Seguiremos conversando.
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