Valor estratégico del Territorio en el Estado Comunal Por Julio César Hernández

 

Fraccionar el territorio nacional es una de las pulsiones latentes en las más altas cúpulas del régimen político imperante con la finalidad de dominar los espacios locales municipales. El motor de esta pretensión sería el parlamento comunal, que pareciera entrar en funcionamiento como una herramienta integradora y complementaria de las estructuras políticas del Estado partido, llamadas a controlarlo, dado que hasta el momento se encuentran limitadas por la forma de estar dividido el territorio nacional, así lo dicen sin rubor alguno.

La nueva conformación territorial podría implicar también más poder para el Estado a construirse sobre dicho elemento, que por lo demás es considerado como un medio de producción en lo económico, generador de desigualdades sociales por fundamentarse en la propiedad privada, ante lo cual la propiedad social será la manera de remediar esa circunstancia, otorgándoles a los ciudadanos, únicamente facultad para usar gozar y disfrutar la tierra o el suelo, sin que se pueda disponer de manera individual sobre ese suelo; sin descartar que el Estado pueda hacerlo sobre los bienes privados o públicos que estén o puedan estar en el suelo de cada comuna o ciudad comunal, inclusive en el subsuelo.

La ocupación de espacios territoriales a través de los llamados sistemas de agregación comunal de corte socialista, por supuesto que tiene un sentido estratégico y el mismo consiste en aprovechar los mayores beneficios naturales o económicos qué tal ocupación o utilización de la tierra pueda generar. La delimitación de nuevos espacios territoriales implicará que sobre los mismos se hagan regulaciones o apropiaciones por parte de las estructuras comunales y políticas propuestas, con el riesgo igualmente de que se afecte o pueda afectar el derecho a la propiedad privada.

Así mismo, para los promotores del estado comunal el territorio será un elemento estratégico favorable a los intereses de los sistemas de agregación comunal, respecto de los cuales se procurará crear una unidad ideológica a través de los órganos de autogobierno comunal, donde se difundirán la doctrina o la cultura propia del socialismo. Es de destacar que que cada territorio comunal debidamente delimitado será dotado de independencia y soberanía respecto de los restantes niveles políticos territoriales, para que tales prácticas no sean impedidas en cualquier momento.

En definitiva, se pretende también crear nuevas realidades históricas, culturales, políticas y sociales, diferentes a las que hemos conocido, formando en ideas socialistas al conglomerado social: regulación de derechos, propiedad social o sustitución de la iniciativa privada, sobre todo a los jóvenes. La idea entonces, es que, sobre los territorios convertidos al estado comunal, se puede conformar una sociedad homogénea regida por normas colectivistas respecto de la manera de convivir y de concebir y manejar un gobierno local o un parlamento comunal, ajenos en todo caso a nuestra forma de vida.