María acaba de asistir a un evento opositor en Pirineos, San Cristóbal. Va a las convocatorias de esta oposición y va a las de aquella otra. Escucha razones y no ve que sean muchas las divergencias de fondo, ahora que todos han tornado a la ruta democrática, electoral, pacífica, de la que nadie debió apartarse nunca. Es tal su parecer. Sólo quisiera que el dizque Protector, abusador de los dineros públicos, no se instale en el Palacio de los Leones a título de gobernador.
Euristeo mira a lo lejos la basílica de la Chinita. Se
pregunta qué será de su Zulia querido en las elecciones de noviembre. ¿Cómo
impedir que el gobernador iracundo continúe ocupando el blanco, simétrico y
solemne Palacio de los Cóndores... (o de las Águilas, como vos queráis)?
Euristeo escucha a este candidato y también a aquél. Pero anda medio perdido en
el laberinto de las oposiciones.
El guaro Alirio traspone el portal de la Casa Amarilla, en
su Carora natal. Esta tarde subirá al cerro de la Cruz. Gusta de su mirador
para aclarar sus pensamientos. Aún no acierta por quién votar este noviembre.
Quiere votar por la oposición, pero siente pena ajena por algunos de sus
floridos candidatos.
Juana Dolores camina por el malecón de Cumaná. La brisa del
Caribe abofetea su rostro y revuelve sus cabellos. Piensa en noviembre. Sabe
que votará. Siempre ha votado. Pero aún no acierta a escoger un candidato de la
oposición para la gobernación del estado.
Y así también Toribio que baja de la Bombilla en Petare
rumiando su incertumbre. O Felícita en la U2 de Caricuao: opositora desde
siempre, ahora debe escoger entre varios candidatos a ver si la división no le
regala la victoria a la Almiranta importada.
La historia se repite, estado por estado.
Dícese que frente a los 3.080 candidatos del PSUV para los
3.080 cargos en disputa, las oposiciones han postulado... ¡¡¡60.000
candidatos!!! ¡Y una de ellas, cosa de chanza y mofa, se autodenomina
Plataforma (dizque) Unitaria! ¿Cómo la ves? Señores: si pierden, no vengan por
favor con la ridiculez de echarle la culpa al CNE ni hablar de un fraude que
aquí NUNCA ha habido. Mírense primero al espejo e identifiquen sus atrofias.
Parafraseando a Vallejo nos sería dado decir: oposición, ¡cuídate de tu propia
oposición!.
Todo parece indicar que el G4, poniendo sus intereses
particulares por sobre los del país, tiene un solo propósito en noviembre:
confirmar su hegemonía en el campo opositor. Así me lo ha reconocido
tácitamente uno de sus más altos voceros. Y no les será difícil: desde que
Chávez dividió al país en ricos y pobres, éstos con él y aquéllos con sus
adversarios, coaguló en la oposición una base social y electoral de clase
media, que por naturaleza busca su liderazgo en la alta clase media: así, sus
principales voceros han sido impuestos por la aristocracia caraqueña o han
requerido de su aquiescencia. De modo que muy posiblemente esos electores voten
por ellos y el G4 obtenga muchos... ¡segundos lugares!, y festejará que es la
legítima oposición y que ha humillado a sus competidores mellizales. Entre
tanto, el gobierno ganará con comodidad aún siendo minoría (con 30 % como
Maduro en 2018 o con 26 % como el PSUV en 2020). Pero así es el G4: prefiere
hablar con eso que llaman el rrrrrrégimen, la malévola narco-dictadura,
siguiendo las instrucciones del Departamento de Estado, pero no con sus
congéneres opositores. Si el G4 confirma su hegemonía en el campo opositor,
igual es muy probable que la llamada Alianza Democrática demuestre que sin ella
no hay posibilidad de victoria. Así que en cierta forma quedarán tablas.
Y en Miraflores exclamarán:
-¡Gracias por los favores recibidos!
Quien suscribe insinúa a las María y los Euristeo, a los
Alirio y las Juana Dolores, a los Toribio y a las Felícita de este dolido país,
una idea: si las cúpulas ni los candidatos de oposición fueron capaces de
ponerse de acuerdo arriba, conformemos una unidad ciudadana por abajo, y sin
atender las consejas de las campañas, concentremos nuestra votación en aquellas
candidaturas con más opción y a la vez más legítimas, salidas de la gente, no
impuestas por los cogollos partidistas. Un voto inteligente, como lo ha llamado
Luis Fuenmayor Toro, sin atender a afectos o pertenencias grupales ni
partidistas.
Yo votaría con las dos manos en Táchira por Laidy Gómez, la
corajuda y tan vilipendiada paisana; y en Lara por Henri Falcón, tal vez el
mejor alcalde que ha tenido Barquisimeto y el mejor gobernador en toda la
historia reciente de ese estado; y en Zulia por Manuel Rosales. Votaría en
Miranda por Uzcátegui, pues es el candidato de los alcaldes de Chacao, Baruta,
El Hatillo y los Salias, quienes mientras otros andaban en la estratósfera del
aventurerismo extremista, dieron la cara por sus comunidades y por sus
electores. Y en Caracas repudiaría esa imposición burocrática no sólo a la
ciudad sino a su propio partido que es la candidatura del exembajador de
mentirijillas y sancionista redomado Tomás Guanipa (me hubiesen propuesto a Patiño
y lo pienso), así que voy a darle mi voto a Antonio Ecarri (e invito, como se
lo sugerí a él mismo, a que el queridísimo amigo Carlos Melo haga lo propio).
Votaría en Sucre por Ramón Martínez, en Nueva Esparta por Morell Rodríguez, en
Aragua por Luis Eduardo Martínez, en Carabobo por Javier Bertucci, en
Portuguesa por la negra Antonia, en Yaracuy por Biagio Pilieri (le sugeriría al
amigo Ponente candidato de la AD concertar con Pilieri un pacto para la
gobernanza democrática de ese estado), en La Guaira por José Manuel Olivares,
en Amazonas por Liborio Guarulla, en Monagas por Johel Orta, en Apure por Luis
Lippa, en Mérida por Ramón Guevara y en Bolívar por Américo De Grazzia.
En estos estados ya tengo una opinión. En otros aún no
(excepto la de que en Barinas jamás cometería el desaguisado de votar por el
candidato ése que postuló la MUD). Y debo decir que hay algunos de estos
estados en los que si estuviésemos en un país normal, y si no representaran a
un proyecto autoritario como es el que se encarna en el pensamiento y la
práctica del PSUV (al menos, por ahora), votaría por algunos de los candidatos
chavistas.
Voto ciudadano inteligente, pues. Unidad por abajo. Ojalá
nuestro pueblo, sabio cuando quiere, sepa escoger con ponderación y frialdad,
más con el cerebro, menos con el corazón y nunca con el hígado, las opciones
candidaturales que estén en mejores condiciones de abrir el camino para un
cambio democrático, electoral, pactado, en paz y con soberanía, que es lo que
reclama a gritos la mayoría de los venezolanos.
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