Lo que acontece con el sistema eléctrico nacional no soporta la creación de narrativa sustentada en la excusa premeditada. Expertos en la materia se han atrevido a señalar los múltiples inconvenientes que registran las estructuras físicas y el deterioro de los aparatos sobre los cuales se apoyan quienes hacen posible la generación de energía. También sale a relucir la ausencia de personal calificado para desempeñar las tareas de rigor. Es inhumano mantener a las personas bajo el asedio de la oscuridad permanente, o el sofocante calor. Las empresas cierran sus puertas. y el desempleo florece. ¿Qué se puede producir en un país que tiene los cortes eléctricos como su prioridad?
Cortes que oscilan entre las 10-8 y 7 horas diarias. Lugares
a los que les permiten el fluido eléctrico por 15 minutos. En otros hacen su
aparición las luces de navidad, al someterles al encendido y apagado en
cuestión de segundos. La ausencia de planificación e inversión está colapsando
el sistema. No hay reconocimiento de lo grave del asunto, y tras bastidores se
sigue moviendo el morbo de culpar a otros. Grandes sumas de dinero se
anunciaron por los revolucionarios siglo XXI serían invertidos en las represas
y el mantenimiento y modernización del sistema eléctrico nacional, pero no lo cristalizaron,
tampoco dieron información de donde fueron a parar los recursos económicos. Así
han limitado los jerarcas gubernamentales el crecimiento y desarrollo de los
venezolanos. Juegan entre ellos al gato y al ratón para ver quien cae primero.
Al final del túnel las personas son el alimento para ser devorados por la nueva
especie.
No faltará quien este buscando vender su casa, para intentar
comprar en lugar cercano a instituciones que presten servicios de emergencia,
pensando que de esa forma resuelve el problema eléctrico, pero, olvida que en
los términos en que está planteado el asunto, a corto plazo, ni esos lugares se
van a salvar del apagón. No se pretende apostar a que eso suceda, pero la
realidad está mostrando una cara difícil de desaparecer, si quienes tienen la
toma de decisiones no actúan a tiempo para evitar el colapso. Aquí no se impone
color político, es la conciencia y voluntad política la que debe estar presente
para ayudar a solventar la situación del fluido eléctrico, que se viene a sumar
a la catástrofe que ha representado para los venezolanos el deterioro social y
económico, registrado sistemáticamente, en los últimos 15 años de la gestión
revolucionaria.
El costo político de mantener la mentira es altísimo. La
protesta es el reclamo que tiene la gente ante la desidia. Si la respuesta
sigue siendo con base al engaño, entonces la protesta se va a incrementar, y
con ello la represión como única alternativa del oficialismo, para callar la
incomodidad de ser gobernados por la incapacidad. La impunidad no puede seguir
reinando en el entorno gubernamental Los gobernantes deben aprender a hablar
con la verdad a las personas.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
www.jarturomolina.blogspot.com
jarturomolina@gmail.com
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