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martes, 17 de mayo de 2022

Opinión EL AGUIJÓN ¿Qué pasó con la manoseada soberanía? Por: Arturo Molina

La necesidad de figurar y desviar la atención hacia lugar contrario a lo que acontece, para evitar que las personas lo conozcan, se hace presente con fuerza en actores del Gobierno nacional, y son multiplicados por gobernantes regionales, al intentar opacar investigaciones que con evidencia irrefutable muestran información a los ciudadanos.

El tema de la frontera, es amplio para el debate geopolítico y las consecuencias que se derivan por la ausencia de política pública consensuada con los actores que hacen vida en ese espacio territorial, por parte de la elite gubernamental, mantiene a las personas intranquilas y con dudas sobre el papel del gobierno en esos asuntos. Las decisiones centralistas han acentuado la presencia de grupos irregulares, y delincuenciales, que constriñen la tranquilidad y seguridad de los habitantes fronterizos. Revisar los números que presenta la Organización No Gubernamental (ONG) Funda Redes, publicada en el Semanario La Prensa del Táchira con fecha del 29/04 al 05/05/2022 más allá de la molestia que pudiera ocasionar al oficialismo, debe servir para reflexionar, y crear alternativas de solución con la contundencia requerida.

Los datos suministrados a la fuente periodística por la ONG Funda Redes permiten elucubrar que el desplazamiento de la delincuencia de otras partes del país hacia la frontera tachirense se concreta por ser este paso obligatorio de migrantes que buscan otros destinos, y son poseedores de algún recurso económico, o para penetrar la actividad comercial que allí se registra, al señalarse que de las dieciocho (18) bandas que se conocen en territorio nacional, nueve (9) se encuentran presentes en el Táchira. Aún, cuando las afirmaciones de algunos ciudadanos estén direccionadas a que las autoridades no hacen nada para erradicarlas, pudiera también entenderse que es producto del fracaso de la estrategia utilizada por el oficialismo (si es que existe), o de convivencia acordada de factores del gobierno con esos actores delincuenciales, lo que sería en extremo peligroso.

Los cuatro (4) grupos de la guerrilla, señalados de operar en territorio tachirense, tres (3) son de origen colombiano y uno (1) venezolano, de los cuales el llamado ejército de liberación nacional (ELN-Elenos) en cinco (5) de sus frentes, desplegaron sus células en la entidad. Esa presencia obliga a tener que decir que se duerme con el enemigo, si se revisa lo ilegal de su estatus. La pregunta obligada sería entonces, ¿Conoce el gobierno de la presencia de irregulares en suelo tachirense? ¿Son esos los únicos grupos irregulares que se han radicado y extendido en Táchira, con posibilidad de hacerlo al resto del país? El estado Apure sufre desde hace tiempo por la presencia de grupos irregulares quienes se disputan el territorio para llevar a efecto sus negocios.

Los llamados grupos paramilitares, cuatro (4) específicamente siguen con actividad delincuencial en la zona, destacando los llamados Rastrojos y los Urabeños. Al parecer, el delito se ha apoderado de la frontera. Ni el gobierno colombiano, menos el venezolano, tienen control del asunto. Diversas agresiones son adjudicadas a esas organizaciones. El discurso envolvente y manipulador del gobierno, ya no es suficiente. El problema es de proporciones incalculables. Lo amañado termina mal, y entra la pregunta, ¿Qué pasó con la tan manoseada Soberanía Nacional?

ARTURO MOLINA

@jarturomolina1

www.jarturomolina.blogspot.com

jarturomolina@gmail.com

 

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